De Barbaruens a Saravillo, con raquetas
Seguro que habremos hecho excursiones de similares características y muy parecidas en dificultad, pero esta especialmente me impactó en lo mas hondo, por todo lo que la rodeó, teniendo en cuenta que fue una travesía larga, que estamos saliendo del invierno (los días aun son cortos), que el tiempo fue variado, empezamos con sol, se nubló, nos cubrió la niebla, hizo un frío helador, y concluimos nevando a todo nevar, bueno pues a pesar de eso, aun hoy a casi cinco días de haberla hecho, estoy un poco en las nubes y sonriendo ante éxito que tuvimos, a pesar de los augurios de Agustín.
La cosa empezó en el autobús antes de salir de Barbastro, Agustín, nos asustó explicándonos en que iba a consistir la salida del día. Tal fue así que uno de los compañeros, se levantó y se fue, los demás nos quedamos con la duda de si hacíamos bien quedándonos.
Salimos de Barbaruens con sol, digo esto porque ya he puesto en el encabezado que el tiempo fue protagonista, por supuesto a muy buen paso, tanto es así que cuándo tuvimos que ponernos las raquetas yo ya estaba reventada, tras un buen rato de subir con las raquetas puestas por el camino que nos llevaría hacia el lago de Armeña y después al refugio, el tiempo se puso nubloso, y mientras cruzábamos, las tres zonas que revertían cierta dificultad, la temperatura empezó a bajar, y como en este trozo íbamos despacio por que teníamos que extremar las medidas de seguridad, nos empezamos a enfriar, y hasta que no llegamos al Ibon de Armeña, que volvimos a emprender el paso a buen ritmo no volvimos a entrar en calor.
Disfrutamos de la soledad de las montañas con nieve, y nos recreamos con el paisaje pues hasta allí habíamos ido entre bosques y barrancos.
Llegamos al refugio de Armeña y aprovechamos para descansar y comer un poco. Empezamos la marcha hacia el collado del Ibon constatando que el día se había vuelto totalmente gris tanto era así que se hacia difícil distinguir por donde pisábamos, la subida hacia el collado se hizo larga y pesada, cuando llegamos al falso collado la niebla se nos echó encima, no veíamos por donde continuaba el camino, tuvimos que desandar un poco, en un momento dado y ya casi habiendo decidido que volvíamos sobre nuestros pasos, se despejó un poco el horizonte y vimos el posible camino hacia al collado, como todos estábamos decididos a seguir, Agustín puso un tope de tiempo, que si lo alcanzábamos sin llegar al collado, nos daríamos la vuelta. Mientras deambulábamos en busca del camino correcto envueltos en la espesa niebla, y rodeados totalmente de nieve parecía que estábamos en una escena de película de terror, además no se oía nada mas que la fricción de nuestras raquetas contra la nieve y algún que otro comentario de por donde debería ser el camino. Fue un momento intenso. Pero la niebla se fue despejando y tras un buen trecho que para mí ya empezaba a ser un suplicio, llegamos al collado del Ibon, tras nosotros dejábamos la niebla y con ella nuestras preocupaciones, pero delante se avecinaban unas nubes negras, negrísimas.
Emprendimos la bajada, teniendo como objetivo primero llegar al Ibon de Plan, mientras bajábamos extremando las medidas de seguridad en las zonas donde detectábamos placas de hielo debajo de la nieve o en donde el desnivel era tal que no te permitía bajar recto, si no que teníamos que hacer zigzag, el paisaje pasaba del sol con tonos mortecinos a nubes negras con reflejos naranjas, en fin todo un carrusel de cambios cromáticos.
Tras un buen rato bajando, nos encontramos en las inmediaciones del Ibon y nos reagrupamos, porque la bajada fue muy relajada y cada uno la disfrutó a su manera. Aquí empezó a nevar, primero débilmente, pero poco a poco se fue poniendo la cosa seria de tal manera que hubo momentos que casi no nos veíamos, con este panorama llegamos al refugio de Lavasar, aquí paramos nuevamente a descansar y reponer fuerzas y sin demora nos pusimos en camino por el GR para intentar no demorar mucho la llegada a Saravillo.
Hubo un momento de confusión con el camino, que nos hizo retroceder un trecho. Cuando ya decidimos quitarnos las raquetas porque estábamos entrando en zonas que ya no había nieve, como estaba nevando, el manto reciente cubría zonas heladas a si que los traspiés y resbalones fueron abundantes, tanto es así que había momentos que solo se oía… (¡¡Hielo, cuidado!!) Y… ya de noche llegamos a Saravillo, cansados pero muy contentos, por decisión unánime, no nos cambiamos y nos metimos en el autobús tal cual íbamos. Agustín nos dijo que habíamos recorrido unos 30Km (según medidas con compás sobre el mapa), el desnivel acumulado era de unos 1.200 metros, el tiempo 10 horas de marcha de las cuales 8 habían sido con raquetas. ¡¡¡Casi nada!!! Con razón estaba reventada. Pero pudimos comprobar que lo que nos había dicho por la mañana, no había sido un cuento que se inventó para asustarnos.
Llegamos a Barbastro cansados, pero muy contentos y por supuesto como siempre pensando en la próxima!!!!.
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