SENDERISMO INFANTIL EN LA FERIA DE ZAGALANDIA
Ruta de Betorz a Lecina por el Bosque
Montañeros de Aragón Barbastro despidió la temporada senderista infantil con la participación en la Feria de Zagalandia, organizando una ruta para niños y padres, en colaboración con la Comarca de Somontano, Feria de Zagalandia, y Ayuntamiento de Bárcabo.
El día amaneció frío en Betorz pero con un sol radiante que invitaba a caminar. Las primeras paradas se realizaron en el pueblo con un guía de lujo: Ramón Campo vecino de Betorz. La primera visita fue a la iglesia de las Santas Nunilo y Alodia (las niñas santas de Adahuesca cuya historia cuenta que su madre fue natural de este pueblo sobrarbés).
El paseo urbano continuó hasta la recién recuperada herrería. Aún a pesar de su pequeño tamaño conserva el fuelle, la fragua y uno de los yunques.
Ya casi en las afueras del pueblo, se localiza la almazara de aceite. En una faja sobre ella, se ubica el aljibe que la abastecía de agua y que en la actualidad está lleno de agua.
El torno se conserva en perfectas condiciones con curiosidades como la piedra de moler tirada por caballerías, la cuadra para éstas, la prensa hidráulica, los depósitos de decantación, los algorines y el hogaril para calentar la estancia.
Junto a la primera casa de Betorz arranca en sendero entre paredes de piedra seca y quejigos. Nos quedan apenas 5 kilómetros para llegar a Lecina y casi todos ellos flanqueados por centenarios muretes y campos yermos que antaño fueron huertos o sementeros. Algunos tramos conservan hasta el empedrado original.
Es sin duda el quejigar de Betorz uno de los parajes más bellos del Biello Sobrarbe y más a comienzo del invierno cuando los robles han perdido las hojas.
El camino pasa junto a un corral de piedra seca que aprovecha un covacho y en breve se llega a la Fuente de Laspuña. Se trata de una apacible pradera, situada bajo unas rocas. La fuente mana con ganas y da vida a unos culantrillos. De la fuente se alimenta una balsa redonda.
A más altura se conserva una caseta de piedra seca, acondicionada con una mesa de merendero. La caseta pertenece a casa Salas de Betorz y se empleaba para refugiarse en caso de mal tiempo y como apoyo a las labores agrícolas, ya que aunque en la actualidad todo está yermo y el bosque ha ganado terreno, antaño todo estuvo cultivado. Destaca el dintel de madera de quejigo que sustenta el tejado sobre la puerta. Estos grandes troncos con forma de arco debían dejarse a remojo durante días para poder darles la forma convenida.
Tal fue así que aquí se procesó el cáñamo para crear fibras textiles para fabricar prendas de vestir como la camisa centenaria que nos enseñó Ramón.
Desde la fuente de Laspuña, combinando pista agrícola, forestal y sendero se va descendiendo suavemente hasta Lecina.
El bonito sendero se marca entre tapiales, bajo una orla de sombreados robles. El itinerario atraviesa una amplia llanura, antaño cultivada, donde hoy aparece un denso y compacto quejigal.
Muy cerca ya del casco urbano de Lecina se ha conservado otra caseta de piedra seca que forma parte de las más de 60 que guarda en su término municipal.
En las cercanías del pueblo nos unimos con el camino que lleva a Almazorre. Tras pasar un arco y a la altura de Casa Otín, se abandona este sendero para meternos en el bien conservado casco urbano de Lecina.
La soleada jornada senderista concluyó con una chocolatada con torta que nos obsequió el Ayuntamiento de Bárcabo, con Carmen su Alcaldesa a la cabeza, acompañados por todos los vecinos de Lecina
Como no podía ser de otra forma, ante casa Sampietro nos hicimos una foto de grupo y cantamos un villancico navideño para festejar las entrañables fechas en las que nos encontramos y despedir esta magnífica jornada.