Encuentro con el CAF de Tarbes
Un año más ha tenido lugar el encuentro de Montañeros de Aragón Barbastro con los compañeros del CAF de Tarbes. Desde aquí decir que el tiempo acompañó, la compañía excelente y el recorrido precioso.
Salimos de Barbastro el sábado a primera hora pues la idea era llegar con tiempo para aprovechar y hacer algún recorrido, tras un viaje sin incidencias nos encontramos con los compañeros de Tarbes en el pueblecito de Labastida, para iniciar una excursión por “Les Baronies”. Tras los consabidos saludos, procedimos a iniciar la marcha la cual nos lleva a lo largo de dos horas por un recorrido circular pasando por bosques y prados con poco desnivel. Los caminos están con mucho barro a consecuencia de las últimas lluvias, también observamos el paso de las ultimas nieves las cuales arrasaron laderas de helechos que se presentan marrones. El paso por granjas y pueblecitos nos invita a soñar con la paz que se respira en la zona.
Tras la marcha, nos tenían reservado un picnic en una carpa, dimos buena cuenta compartiendo viandas, nuevamente en la comida se intercambiaron los lazos de amistad que año tras año hacemos posible los dos clubes, con estos encuentros. Tras el paréntesis de la comida nos dirigimos a ver “le Moulin de la Ribère” es uno de los un molinos de harina de los que se alimentan con agua, La visita la guían los dueños, tras asistir a la charla y la visita partimos a las inmediaciones del cható de Mauvezin que como ya lo habíamos visitado en otra ocasión solo subimos a disfrutar de las vistas que desde este se aprecian.
Llegamos a Bagnères de Bigorre y una vez instalados en el hotel, fuimos a disfrutar del pueblo, algunos a pasear y otros a las termas.
A la hora convenida nos presentamos a cenar, la cual consistió en un pequeño aperitivo y tres platos con postre, creo que exagerado para cenar, pero como éramos montañeros debieron de pensar que necesitamos calorías. Tras la cena y en un ambiente relajado procedimos a cantar, los franceses más que nosotros.
A las ocho de la mañana salimos hacia el Col D´Aspin, pasamos por zona ya conocida e íbamos identificando las distintas excursiones que habíamos ido haciendo a lo largo de los años anteriores.
En el collado nos esperaban los franceses y gustosos nos guiaron hacia la excursión prevista para esa mañana, la cumbre del “Plo del Naou”. Ésta la alcanzamos tras una hora aproximada de marcha por una pista salpicada de nieve al principio y pasando por bosques alternando de laderas desnudas y con nieve. Una vez en el alto lo que al principio fue nieve a trocitos se convierte en una loma nevada con un manto de nieve dura fácil de pisar, las vistas que nos presenta este balcón son espectaculares, por un lado el Pirineo francés presidido por el Middi de Bigorre, con el lago de La Payolle al fondo, por el otro lado El Pirineo español, al fondo el pueblo de Arreau, como el día en ese momento estaba despejado pudimos disfrutar de la compañía y de las vistas así como de hacer fotografías a diestro y siniestro. Volvimos cresteando, lo cual nos permitió seguir disfrutando de las vistas así como adentrarnos por un bosque de hayedos y abetos, y como estaba el suelo lleno de hojarasca húmeda la bajada planteo cierta dificultad, pero así se hizo más interesante la marcha.
Tras llegar a los coches y estirarnos un poco volvimos sobre nuestros pasos para ir al “Lac de le Payolle”, zona de vacaciones que se sitúa alrededor del lago, nos encontramos con la sorpresa de que habían reservado el hotel para nuestro encuentro.
Comimos al aire libre de un buffet variado y tras dar buena cuenta de las viandas nuevamente los franceses nos deleitaron con sus cantos, que por cierto no dejaron al azar, si no que tiraron de partituras como si de una coral se tratase, a propósito de esto, nosotros hicimos la firme promesa que si queríamos estar a la altura de las circunstancias debíamos montar una vocalía de cantos en el club para no quedar en ridículo cuando nos volvamos a juntar.
Tras haber disfrutado de la agradable compañía de nuestros compañeros, y haberles dado las gracias por hacer que un año más disfrutemos de estos momentos, nos despedimos y enfilamos para España. Tras la bajada del puerto la cual cada uno la vivió como pudo, pues si mirabas por la ventanilla te entraba el terror, llegamos al pueblo de Arreau y cómo íbamos bien de tiempo paramos a disfrutar de pueblo. Nos llama la atención el río que lo cruza por su caudal. La imagen de las casas y los arboles reflejados en un remanso del rio nos recuerda la paleta de un buen pintor y tratamos de fotografiar lo que sería un cuadro impresionista precioso.
Nuevamente en el autobús seguimos con la chanza al parecer nadie tiene ganas de echar una cabezada, planeamos detenidamente nuestros planes de canto para el siguiente encuentro, espero que no quede en nada, pues el año pasado hicimos propósito de aprender bien francés y creo que ha quedado en nada, menos mal que ellos son mas aplicados e intentan que la comunicación sea fluida.
Y……como todo se acaba, esto también, llegamos a Barbastro muy contentos y… ya pensando en el próximo encuentro ¡¡¡¡hasta la próxima!!!
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