Pico Collarada por el Refugio de la Espata y Collado de Ip
El domingo 27 de Agosto un grupo de 20 senderistas madrugadores salimos a las 5,45 de Barbastro hacia Villanúa con el propósito de subir el Pico Collarada. Allí se nos unieron Agustín y nuestro amigo francés Cristian, que a sus 76 años cada vez está más fuerte. En la pista ellos subieron delante con un taxi-todoterreno y nosotros les seguimos con el microbús, pues el ayuntamiento nos había concedido permiso para subir hasta el refugio de la Espata, que fue nuestro punto de partida.
Allí se encuentra el poste que indica la subida hacia el Collado de Ip y la bajada hacia la Fuente del Paco y Villanúa. Estamos a 1.715 m de altura.
Agustín nos había preparado la ruta desde el refugio de la Trapa, pero por cuestiones de permisos hubo que cambiar de ruta. Como predecían tormentas también tenía pensada otra ruta alternativa. Vamos que lo tenía todo pateado nuestro buen guía.
Convencidos de ir al Collarada iniciamos la marcha dejando a la derecha el refugio y las vistas hacia Punta Espata y Bacún. Enseguida salimos de la pista por un sendero a la derecha, con marcas verdes y amarillas. Dicho sendero sube sin dar apenas respiros y mirando hacia Punta Espata comprobamos cómo vamos ganando altura. No hace calor pero el esfuerzo nos obliga a quitarnos ropa.
Llegamos así a un paso en cuyo inicio una placa nos recuerda el alud que en 2.010 arrastró a 3 montañeros navarros. Aquí hay una cuerda fija que nos puede ayudar a subir, pues hay una pequeña trepada para superarlo. Pasamos esta zona y seguimos un poco por sendero empinado hasta que salimos de la zona más rocosa para comenzar el recorrido por los prados.
Estos prados, aunque menos empinados, nos llevan por sendas mal trazadas, siempre en busca de hitos grandes apuntando hacia el Collaradeta. Enseguida aparece imponente la mole del Collarada, y, para no desanimarnos, comprobamos que ya casi estamos a mitad de subida.
Hacemos alguna parada par reagruparnos y beber, pero el descanso es mínimo.
Más arriba el sendero y los hitos son más claros y nos dirigimos a un collado previo al de Ip. En algunos planos se conoce como Paso de Abete (2.450 m.). A estas alturas las vistas hacia atrás superan a los Bacunes y Espata. Al fondo se recorta la Peña Oroel .
Seguimos el sendero y pronto nos asomamos al Collado de Ip (2.565 m.), con unas vistas preciosas del Ibon de Ip y todo el circo que lo acoge.
Las gotas de lluvia que llevan un rato acompañándonos empiezan a ser más continuas y fuertes.
-¿Qué hacemos?
Nadie responde.
– Queremos subir.
Nos protegemos de la lluvia y “pa arriba”. Para unos cuantos sería la 2ª vez que tuviéramos que darnos la vuelta por tormentas.
-¡Ni pensarlo!.
El sendero asciende por un pedregal pero ahora las zetas de subida lo hacen cómodo.
-¡Mejor!, que llueve.
Llegamos a la roca y “con pies y manos”, sin grandes problemas, alcanzamos la cima del Collarada. Estamos solos, a 2.886 m. de altitud.
Además de la lluvia hace aire y las manos se van enfriando a medida que hacemos las fotos con las cámaras y los móviles. Por suerte deja de llover. Agustín nos comenta que esta vía de subida es más cómoda que la que entra viniendo del refugio de la Trapa, por lo que no nos aconseja bajar por el otro lado. Más, lloviendo.
Sin mucho tiempo que perder y sin plantearnos siquiera el comer (no hemos almorzado todavía) nos hacemos la foto de grupo y “pa bajo”.
Durante un cuarto de hora, con los cielos cubiertos, hemos podido contemplar verdaderas joyas del Pirineo: el Aspe, el Midi D’Osseau, Pallas, Balaitús, los Picos del Infierno, Garmo Negro, Vignemale… Más cerca Oturia y Telera…. A nuestros pies el Ibon de Ip protegido por la Pala de Ip, Punta Escarra y Peña Nevera.
Pasado el Collado de Ip en una zona de abrigo, ¡por fin!, paramos a comer. Es la una, horario francés, como Cristian. Nos lo hemos ganado y nos lo tomamos sin prisas. El colofón de la comida lo pone el vino de Martín.
El descenso fue un poco anárquico, porque como el sendero era claro cada uno fue a su paso o al ritmo de la conversación que seguía. Ello sirvió para hacerlo más llevadero pues al ser empinado era un poco “rompepiernas”.
Antes de lo previsto llegamos al autobús (¡Qué raro!). Hacemos una mínima parada para contemplar el Dolmen de Letranz y en Villanúa nos tomamos el merecido refresco.
Satisfechos del esfuerzo realizado y de la belleza del Pico, subimos al autobús comentando la próxima salida, pero enseguida el personal “entró en coma profundo”, hasta llegar al Hospital de Barbastro donde despertaron.
¡A disfrutar de la montaña!
JAC
fotos: https://goo.gl/photos/BgfFr6FfCAD24iyLA
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