PLAN B

por Pedro Solana

Nuestras vidas fluyen siguiendo un trayecto que dibujamos según dictan los acontecimientos.
Tenemos miedo a los reveses pero en la vida se reciben muchos reveses y aunque sea sólo por
mera supervivencia la cruda realidad nos empuja a cambiar de objetivos.

Recientemente hemos visto a unos políticos reaccionar a rotundas derrotas electorales dando
un brusco giro y planteando elecciones generales así, de sopetón.
¿Qué se trasluce de tan acuciante actualidad, cambiante y sorpresiva?.

Pues está claro que quien más quien menos tiene un plan B ante el menor traspiés.
Los montañeros de MAB habíamos marcado este domingo 18 de junio con una cita que nos
llevaría a Canfranc con la idea de visitar el paraje de Canal Roya, lugar que estos últimos meses
ha estado de boca en boca y provocando respuestas de la ciudadanía a los planes de unos
políticos que sin duda se habían lanzado a la piscina en ausencia de un plan B.

Pensábamos que lo mejor era pasar de las palabras a los hechos y saborear la riqueza de este
paraje sería responder con un SÍ rotundo a su conservación, a su protección.
Después de un abril seco y cálido la primavera se tornó en una sucesión de borrascas que aún
ahora, a finales de junio siguen regando las montañas pirenaicas. Por eso hoy al llegar junto a
la Estación de Canfranc, tan imponente como inaccesible, (no se puede tomar un café sin
haber contratado alojamiento) lo mejor era buscar en frente una cafetería de las de toda la
vida y desayunar algo mientras frotábamos los ojos viendo llover como hacía días no veíamos.

Las aplicaciones meteo nos auguraban mucha agua más allá del mediodía así que lo mejor era
subirse al autobús y descender en dirección a Jaca. No quedaba más remedio que improvisar,
idear un plan B como solución a las ansias de caminar y disfrutar en compañía de tan buenos
amigos.

En pocos minutos los móviles y la experiencia funcionaron mucho mejor que cualquier
inteligencia artificial para proponer una alternativa a los pies del Monrepós antiguo,
concretamente un itinerario de rodeo al embalse de Arguis.

Este embalse, el más antiguo de Aragón y cuyos inicios de construcción datan de comienzos
del siglo XVIII tiene un sendero que lo circunda en una longitud cercana a los ocho kilómetros
con leve desnivel y buen piso, principalmente de pista con gravas que evita el barro. Es un
terreno ideal para la marcha nórdica e ideal también para un paseo tranquilo entre el verdor y
la humedad recientes. Se podían recoger pequeñas fresas y fotografiar bellas florecillas en un
tránsito reposado ideal para la conversación. Quizá la conversación es algo que escasea cada
vez más en esas semanas en las que las ocupaciones, los móviles y las redes sociales nos
mantienen más aislados que nunca.

Es milagroso ver cómo la masa de agua se ha recuperado tras un invierno en el que los
periódicos sentenciaban a este pequeño embalse a un vacío casi total.

La señalización advertía al lado izquierdo de la pista de los inicios de unos senderos que nos
hubieran conducido a parajes como las Calmas, la peña Gratal o el pico Peiró pero hoy no era
día para terrenos agrestes, mejor iba a ser adaptarnos para el paseo fácil y relajante.
Creo que las opiniones de quienes al finalizar entrábamos en la población de Arguis eran
unánimes; sólo faltaba encontrar un lugar equipado de bancos y fuente para sentarnos y
comer bien templados por el sol que se traslucía entre nubes.

Hay que ver cómo un día difícil para el senderismo se convierte en otra jornada de amistad y
convivencia gracias a un PLAN B escogido , decidido y consensuado para vivir y soñar mil
caminos que llevan al mismo destino: UN RATITO DE FELICIDAD.

 

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