Sebastián Álvaro, el Everest y Barbastro
Por Pedro Solana
El título ideal para este artículo no podía ser otro que el nombre de su protagonista. Quizá a algunos no les suene, pero si recordamos aquel programa de la televisión pública cuyo título era “Al filo de lo imposible” seguro que relacionarán a Sebastián Álvaro como su director. Aquellos episodios de la noche de los domingos traerán buenos recuerdos de una televisión pública fuerte, puntera, en la vanguardia de programas de divulgación cultural en el que muchísimos aprendieron lo que es un campo base, un espolón, unos crampones o un sherpa.
Sebastián, durante su vida, ha llevado al máximo nivel su profesión de periodista pero ante todo ha sobresalido por su enorme capacidad comunicadora. Construye un relato bien documentado y no sólo por imágenes. Entre los datos de su discurso incluye reflexiones muy rotundas sobre la filosofía de la vida, sobre el humanismo que se trasluce de sus palabras.
Tiene en su palmarés todo tipo de reconocimientos y nunca se ha retirado de ese lugar en el que la aventura, el deporte y los viajes fueron su vida durante décadas.
La idea de traer a Sebastián Álvaro ha sido una buena idea. Él mismo nos sugería que este tipo de festivales deberían ser cada vez más habituales en estas tierras pues Aragón, el Pirineo de Huesca, es la referencia nacional del montañismo ya que disfrutamos de la agrupación de montañas más altas, más agrestes y más bonitas.
Sebastián lleva muchos años viviendo a caballo entre Madrid y su querida Jaca. Precisamente fue allí, durante el encierro que vivimos durante la pandemia el lugar ideal para escribir el libro que nos venía a presentar a esta charla. Con la colaboración de su hijo nos presentó unas imágenes extraordinarias para pintar esa generación de pioneros exploradores y montañeros. Una generación de militares británicos que tras vivir y sufrir el terror la Gran Guerra, a principios del siglo XX se lanzaron a topografiar y conquistar esa montaña de 8848m.
un topógrafo le dio nombre con su apellido : “Everest”. Una vez descubierto, medido y topografiado había que subirlo y esta generación de románticos aventureros a la vez que extraordinarios deportistas a comienzos de la década de los veinte se lanzaron a conquistarlo. Y se produjo el nacimiento del mito. Allá por el mes de Junio de 1924 Irvine y Mallory desaparecieron en su intento de coronar la cima y a partir de entonces se han sucedido todo tipo de interpretaciones. Cada vez hay más gentes que piensan que sí conquistaron la cima pero no hay certeza absoluta. Finalmente en 1953 el neozelandés sir Edmund Hillary y el sherpa Tensing hollaron la cumbre más alta, la cumbre de un Everest que se vendió muy cara.
Declara con rotundidad que los seres humanos somos un saco de contradicciones y que además, la curiosidad y el ansia de llegar a nuestros límites nos hicieron evolucionar como especie cogiendo ventaja a las demás especies de este Planeta.
En estos cuatro días de festival de cine de montaña ha habido una colaboración institucional estrecha por parte del Ayuntamiento y el club Montañeros de Aragón de Barbastro. Es una semana más de divulgación del deporte de montaña que nos es muy cercano y muy propio.
Sebastián narra como nadie en conferencias y en sus textos los recovecos y curiosidades de estos personajes míticos y con su magnífico relato cautiva a todo tipo de espíritus, quienes son montañeros y quienes no lo son. Sus palabras son precisas, elegantes y con matices de pasión que a todos enganchan. En definitiva, una charla en mi opinión estrella de este festival y que al comenzar supo rendir homenaje a nuestra querida Roxana García, tristemente desaparecida y con la que muchos compartimos aventuras en la montaña y eventos divulgadores como aquel fantástico Salón del Turismo Pirenaico que ella tuvo ocasión de dirigir en sus últimas ediciones.
Al salir, en el auditorio del Centro de Congresos se pudo observar una larga fila de personas que esperaban en el vestíbulo la dedicatoria del autor tras comprar su libro: ”Everest 1924, El enigma de Irvine y Mallory”. Por si fuera poco, aún quedaba la oportunidad de compartir con él una excursión por la sierra de Guara al día siguiente.
En definitiva, tras este buen comienzo sólo queda desear larga vida a este festival de cine de montaña para un futuro que se dibuja prometedor. Ya se sabe: “Y de Barbastro al Pirineo…”. Este lema publicitario de la ciudad popularizado hace años nos emplazaba a mirar las montañas como destino de referencia en nuestras expectativas de vida, de ocio.
Todo un placer poder escucharte, Sebastián.
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