Senderismo MAB por San Beturián y san Benito

por Pedro Solana 

En el comienzo de marzo tenemos que finalizar actividades retrasadas por el mal tiempo de finales de febrero.  Este mes  tendrá el calendario casi completo pues hoy día 3 ha habido excursiones de Marcha Nórdica y senderismo de adultos.

Nuestros compañeros Jesús y Faustino nos tenían guardada una delicia de visita a dos ermitas, san Beturián de Abizanda y san Benito de la sierra de Arbe o de Olsón.

La jornada ha discurrido en medio de un vendaval propiciado por la situación de Norte que ha barrido las montañas con borrascas frías  acompañadas de mucha nieve.

A las 7’45 partíamos en las inmediaciones de Abizanda  eso sí, muy abrigados aunque con la esperanza de que con tanto viento despejara del  todo un cielo cubierto al que nos enfrentábamos con un As no sé si debajo de la manga o del móvil pues todas las predicciones meteo  prometían  un domingo despejado.

De verdad, ha sido un día tras la abundante lluvia del sábado para olvidarnos de la interminable sequía  pues respirábamos la humedad del ambiente y corría el agua en  arroyos por todos lados. En un suave ascenso penetrábamos en la cara norte y boscosa de estas sierras y el musgo lo cubría todo como un tapiz del  que surgían y elevaban afilados pinos, delgados y altísimos, en busca de una luz  de la que la montaña  privaba no sin ahogarlos en el frescor del ubago.

Ya no soplaba el huracán pues al tresaire había calma y el cielo se volvía azul y salpicado por algunos rayos de sol que atravesaban con timidez la masa boscosa.

Conforme ascendíamos aparecieron las primeras nieves cubriéndolo todo como el azúcar molido de la tarta más dulce. Una vez llegados a la ermita de san Beturián había que sentarse  en el zaguán frente a su puerta para comer un plátano o una mandarina.  No había tiempo para más pues al otro lado de la ermita comenzaba de nuevo el bosque encantado por el que subir y dejarse bañar por un sol multiplicado por reflejos de nieve que además crujía de frío al pisarla.

Saliendo de  san Beturián andábamos afanados en tomar fotos de un Turbón o un Cotiella blancos de pies a cabeza  y con apariencia de titanes del Himalaya. Tras ellos las nubes lo cubrían todo y al ascender por la sierra de Arbe podíamos observar la planicie sur del Somontano igual que la vieron los cristianos en su atalaya frente al territorio morisco.

De nuevo nos vimos sentados y protegidos en la ermita de san Benito y ahora sí, con ganas de hincarle el diente a los bocadillos.  Antes de bajar había que distinguir lugares emblemáticos más abajo como la Catedral del Sobrarbe en Olsón, el altivo Eripol o enfrente el castillo de Samitier sobre los acantilados del Entremón. El embalse de Mediano por fin rebosa y apenas vemos  el chapitel de la torre de Mediano casi hundido bajo sus aguas.

Estas sierras están cosidas por itinerarios ciclistas de la Zona Cero y precisamente iniciamos el descenso por uno de ellos que discurre por un cordal muy aéreo y bonito; claro, como está pensado para las bicicletas baja directo pero cerrando el círculo de una jornada de esas que sólo pillas una vez en todo el año. Nos sentimos afortunados por haber llegado en el momento y al lugar adecuado para beber estos coletazos de un invierno extraño que aún con cierto retraso  ha traído la nieve muy por debajo de los mil metros.

Tras cinco horas de brega tomábamos un café en Abizanda y nos citábamos para el próximo día 17 en que marcharemos desde Cregenzán a Costean, muy cerca de casa.

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