De Panticoa a los Ibones de Bachimala

El domingo 9 de Agosto realizamos la excursión programada al valle de Tena. El autobús nos dejó en el Balneario de Panticosa. Desde el refugio Casa de Piedra un grupo de 23 senderistas iniciamos la marcha tomando el sendero GR-11, que ascendiendo por la margen derecha del río Caldarés nos lleva al mirador de la Reina desde el que se ve el Balneario.

Continuamos la senda por el bosque de pinos, teniendo como compañía el sonido del agua que arrastra el río. Baja con gran fuerza y nos deleitamos contemplando las bonitas cascadas y badinas del barranco.

Tras una pequeña bajada llegamos a un pequeño circo, en el que salta la Cascada del Fraile, chorro de agua que baja de los ibones. En la ladera izquierda vemos dibujada la senda conocida como la cuesta del Fraile, la parte más dura del recorrido, que nos conduce hasta el Ibón inferior de Bachimaña . Una vez superada, el camino deja a la derecha la pequeña presa del ibón, que se puede atravesar por un pequeño puente que lleva hasta el Refugio de Bachimaña. Aquí, al abrigo de una gran roca, hacemos la obligada parada para reponer las fuerzas.

Seguimos el sendero y dejamos la presa del ibón Alto de Bachimaña a nuestra derecha. Bordeamos toda la margen del ibón, que se extiende llenando toda la cubeta glaciar. Está rebosante de agua, lo que le da un aire de grandiosidad. Rodeado de cumbres por todos sus lados, laderas rocosas y con el verdor del suelo, el ibón se muestra ante nosotros como una fotografía perfecta.

Llegamos a la cola del mismo bajando hasta cruzar el torrente caudaloso que baja de los Ibones Azules. Al fondo aparece la marmolera de los Picos de Los Infiernos. Dudamos si subir hacia los Azules pero lo descartamos y nos dirigimos hacia Bramatuero. De camino a éste se nos plantea nueva duda y entre pros y contras decidimos a subir hacia los Ibones de Pecico. Ascendemos tranquilamente, haciendo muchas fotos, pues el paisaje es impresionante, lo cual ralentiza nuestra marcha. En el Ibón inferior de Pecico y al ver la hora damos media vuelta y para abajo. Ni siquiera subimos al superior. Nos dirigimos hacia el refugio que hay al lado del ibón alto y allí paramos a comer. Eran ya las 3 de la tarde.

Continuamos la marcha bordeando el ibón por el lado contrario, dando así la vuelta completa hasta la presa. El camino, un poco aéreo en algunos momentos, está equipado con cadenas y sirgas en algunos pasos más expuestos, lo que obliga a extremar precauciones. Pasada la presa enfilamos hacia el refugio pero antes de llegar a él tomamos el sendero que gira a la izquierda a tomar la senda que baja por la margen contraria a la de ascenso. En este caso, la senda mantiene altura, en vez de bajar directamente al fondo del valle, lo que permite unas maravillosas vistas del mismo y las cumbres que lo cierran.

Se trata de un camino más largo y menos cómodo, pero que merece la pena. Tiene desvíos a miradores sobre las cascadas y te ofrece de manera continua una visión de altura de toda la zona del balneario. El sendero desemboca en la misma plaza, cerca del aparcamiento, donde nos tomamos un refresco antes de emprender el regreso a casa.

Se nos ha hecho un poco tarde pero hemos disfrutado.

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